El porno los encuentra, aunque no lo busquen.

El fácil acceso a internet favorece que las personas menores de edad encuentren material pornográfico en edades cada vez más tempranas, exponiéndose a una gran cantidad de contenido sexual explícito.

A menudo utilizan la pornografía como una forma de experimentar y explorar la sexualidad. Esto tiene una influencia negativa en el imaginario, distorsionando la percepción de su sexualidad. Desarrollan expectativas poco realistas y puede llegar a tener un impacto muy negativo en su salud mental favoreciendo estados de ansiedad, depresión, baja autoestima, frustración, complejos….



El porno como
refugio emocional.

Es cada vez más habitual los testimonios de personas menores de edad que acuden a a la pornografía como una forma de evadirse de emociones difíciles o desagradables de afrontar, como la ansiedad, el estrés o la soledad.

Esta evasión puede parecer temporalmente efectiva, pero puede llevar a una mayor dependencia de la pornografía y a problemas emocionales a corto y largo plazo

El porno, una de las mayores industrias.

La pornografía es una de las industrias que más dinero mueve por lo que está continuamente reinventándose, encontrando conceptos y términos como porno socialización o porno feminista.
La porno socialización es un fenómeno creciente en la era digital, donde las redes sociales y las plataformas de contenido se combinan para crear una cultura en línea que normaliza el consumo y la creación de contenido pornográfico. Un ejemplo de esto es OnlyFans, una plataforma de suscripción en línea que permite a l@s usuari@s monetizar su contenido, incluyendo contenido sexualmente explícito. Only Fans ha ganado popularidad entre adolescentes y jóvenes que buscan ganar dinero a través de la venta de fotos y videos sexualmente explícitos, llevando a una normalización del contenido pornográfico en la cultura juvenil.



El porno como modelo
de violencia sexual.

La exposición a contenido pornográfico plantea un grave problema acerca de cómo ciertas prácticas sexuales violentas se están normalizando, a menudo sin un adecuado contexto de afectividad y empatía. Esta normalización de actos violentos disfrazados como prácticas sexuales «normales» puede llevar a la confusión entre lo que constituye una relación sexual saludable y lo que es una forma de violencia sexual. La pornografía, a menudo, representa situaciones de agresión, falta de consentimiento o desigualdad de poder como elementos eróticos, y esto puede distorsionar la percepción sobre lo que es una relación sexual respetuosa y consensuada.

¿QUÉ HACEMOS?

En Konexio-ona, abordamos el desafiante problema del consumo de pornografía desde edades tempranas con un enfoque integral. El primer paso es profundizar en este fenómeno y conocerlo de primera mano. Nos coordinamos con profesionales de diversos campos relacionados con la intervención en la infancia y adolescencia, así como con los propios niños, niñas  y adolescentes. Este conocimiento nos permite adaptar nuestro enfoque a cada ciclo de edad y a las necesidades específicas de cada grupo.

A través de talleres y charlas, ofrecemos una mirada crítica sobre el consumo de pornografía, información sobre el impacto en diferentes áreas del desarrollo y alternativas saludables para canalizar su curiosidad y sus necesidades.