El fácil acceso a internet favorece que las personas menores de edad encuentren material pornográfico en edades cada vez más tempranas, exponiéndose a una gran cantidad de contenido sexual explícito.
Es cada vez más habitual los testimonios de personas menores de edad que acuden a a la pornografía como una forma de evadirse de emociones difíciles o desagradables de afrontar, como la ansiedad, el estrés o la soledad.
Esta evasión puede parecer temporalmente efectiva, pero puede llevar a una mayor dependencia de la pornografía y a problemas emocionales a corto y largo plazo
La exposición a contenido pornográfico plantea un grave problema acerca de cómo ciertas prácticas sexuales violentas se están normalizando, a menudo sin un adecuado contexto de afectividad y empatía. Esta normalización de actos violentos disfrazados como prácticas sexuales «normales» puede llevar a la confusión entre lo que constituye una relación sexual saludable y lo que es una forma de violencia sexual. La pornografía, a menudo, representa situaciones de agresión, falta de consentimiento o desigualdad de poder como elementos eróticos, y esto puede distorsionar la percepción sobre lo que es una relación sexual respetuosa y consensuada.
En Konexio-ona, abordamos el desafiante problema del consumo de pornografía desde edades tempranas con un enfoque integral. El primer paso es profundizar en este fenómeno y conocerlo de primera mano. Nos coordinamos con profesionales de diversos campos relacionados con la intervención en la infancia y adolescencia, así como con los propios niños, niñas y adolescentes. Este conocimiento nos permite adaptar nuestro enfoque a cada ciclo de edad y a las necesidades específicas de cada grupo.
A través de talleres y charlas, ofrecemos una mirada crítica sobre el consumo de pornografía, información sobre el impacto en diferentes áreas del desarrollo y alternativas saludables para canalizar su curiosidad y sus necesidades.