Hoy en día la pornografía se ha convertido en fuente de aprendizaje y referencia donde acudir para saciar la curiosidad, la inquietud y el deseo.
Se normalizan y naturalizan una serie de prácticas, tendencias, cuerpos, vivencias, relaciones e imaginarios simbólicos cargados de estereotipos que acaban generando una visión completamente distorsionada de la sexualidad. Una sexualidad que cosifica a la mujer, fomenta conductas violentas, produce insatisfacción y frustración, complejos, estados de ansiedad y/o depresión …
Se hace necesario hacer una reflexión con la juventud sobre el mundo de la pornografía, dotándoles de herramientas para poder interpretarla críticamente.